Pensando que nuestra iglesia matriz había quedado dañada seriamente por el movimiento telúrico, un grupo de feligreses y devotos del patrono convenció al párroco entonces, trasladar a la santa imagen a la capilla de la avenida Tùpac Amaru de Buenos Aires.
Trascurrido varios meses, la efigie del Apóstol, fue llevada a otro ambiente, a un módulo exprofesamente construido como una capilla. Este módulo se ubicó al lado Este del Cerro Marcacoto. Aquí, Shanticho, fue acomodado con todos los honores del caso pero las visitas de los parroquianos fueron escasas por lo que, más de las veces, el Santo, se encontraba aislado, sufriendo una soledad de pocos amigos. Los copoblanos de Buenos Aires, ufanos ellos, comenzaron a decir que Shanticho es ya del barrio e, incluso, corrió el rumor de levantar un gran templo en Marcacoto.
Por supuesto que el comentario no fue bien recibido por los otros tres barrios. Eso de subir al módulo cada domingo a oír la santa Misa, incomodó a muchos creyentes y devotos.
Fue entonces que Maca y Juvi, dos vecinos del barrio de Jerusalén, decidieron, como se dice, a jugárselas el todo por el todo , devolver a Shanticho a su verdadera casa, pasa ello, disfrazándolo de un campesino. Para hacer efectiva esta decisión se proporcionaron una bufanda negra, un poncho teñido con nogal un tanto grande y un sombrero de paño, tipo laputzucu. Y esa misma noche, a eso las doce, los dos amigos, se dirigieron a la capilla de Marcacoto.
La noche era lóbrega, ni un alma rondaba por los alrededores, sólo el aullido lejano de los perros parecía anunciar el retorno de Shanticho a su morada de la plaza de armas. Ya en el interior del módulo, gracias a la luz de los atuendos llevados. Quedó el Santo casi irreconocible. Para evitar cualquier encuentro. Maca y Jive, decidieron tomar la vía Huancall.
Una vez, en Chuchùn, los dos amigos se pusieron a descansar teniendo al apóstol en medio de ellos. Fue en estas circunstancias que llegó no sé de donde Jashi Pistola, un conocido poblano bonaerense y devoto del Santo, borracho, emponchado y con su conocida patriota de alcohol en la mano. Y dirigiéndose a nuestros amigos le dijo:
*- Al fin tengo amigos con quienes compartir este trago.
Instintivamente como quien reacciona ante un peligro, maca se levantó y. casi en
el oído, le dijo a Jashi cambiando el tono de su voz:
*- Oiga señor, no hable muy fuerte. A este amigo y paisano nuestro, lo estamos
llevando a su casa. Se ha mareado en pocos minutos y con unos cuantos vasitos de
calentado, todo por la emoción de encontrarse en su Santa tierra. Así , es que,
nos va a disculpar…. Sigue tú camino…
*- Con que me desprecian; pues me voy. No me gusta rogar a nadie. Sólo a Shanticho
se le ruega.
Dicho esto el inoportuno se alejó masticando sus frases conocidas: “el que sabe, sabe; “el que puede , puede”. Y así, después de este incidente, el Santo Patrón, fue llevado más rápido que apurado a su Iglesia. Por suerte la puerta lateral del templo se encontraba ligeramente cerrada.
Ya en el interior, los dos amigos, colocaron a la imagen en su conocida hornacina, y luego de prenderle dos velas a los costados optaron por santiguarse y retirarse. Shanticho con la luz de las velas, reflejaba un rostro alegre y sonrosado. Sus labios claramente dibujaban un rictus de honda felicidad.
Escrito por Prof. Felipe Gomero Romero.
Publicado en el boletin de la Promocion 1972" Jòse Carlos MAriategui Lachira "
del Colegio Gabino Uribe Antunez - Aija titulado "Reencuentro"- Octubre 2008
Publicado en el boletin de la Promocion 1972" Jòse Carlos MAriategui Lachira "
del Colegio Gabino Uribe Antunez - Aija titulado "Reencuentro"- Octubre 2008
Muy Bueno y mas impresionante la riqueza de nuestra tierra te felicito por promover la tierra que nos vio nacer bay....
ResponderEliminarMe parece excelente, que emocionante leer una lineas de esta historia en Aija, y escuchar que se publico en mi Colegio "Gabino Uribe Antunez" Promocion del 77.
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