Aija Siempre Viva

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Lima, Aija- Ancash, Peru
Teniendo viva la esperanza y como escudo la amistad. surge "Aija siempre viva", con la convicciòn de ser un puente donde podamos compartir los acontecimientos del Ayer, del presente y los anhelos del mañana. En esta batalla de superanciòn; creo que la mejor arma es la uniòn sincera y la comunicaciòn constante, cultivando nuestras Artes, siendo autènticos brindando el magnetismo de respeto. Por el amor a esta preciosa Joya Aija "La Perla de las vertientes",esperamos mejorar y sus opiniones son aliento necesario. bienvenidos!! Editoras: Bethy Uribe y Lourdes Pajuelo

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15/5/10

Hipotesis del Profesor Maurilio Mejía Moreno



Hacerca del origen de la palabra Aija, es que esta palabra nace de la fusión de las interjecciones castellanas ¡Ay! y ¡Ja! La explicación es sencilla. Pues, todas las mujeres aijinas, de todos los tiempos y de todas las latitudes, dicen: ¡Ay!, ya cuando sienten alegría, gusto, placer, amor, satisfacción sueño; ya cuando experimentan dolor, tristeza, somnolencia, pereza, impaciencia, odio, envidia, decepción, frío, calor, sed, hambre, cansancio, celos. Mucho aún al subir y bajar, todos los días, por las calles pendientes y resbalozas de esta ciudad, las aijinas menudean a cada paso, con los ayes y mucho más cuando van acompañadas por su señor galán, quien al caminar a su lado, les va picando hasta las costillas con sus románticas y melosas palabras de galantería y les hace coquetear, diciendo: ¡Ay! En cambio, el galán aijino, medio burlón, irónico y sarcástico, frecuentemente, usa la interjección ¡Ja! Así, cuando no oye una orden o cuando no entiende algo también pregunta ¿Ja? Cuando los dos amantes hacen algún chiste, ella dice: ¡Ay!, y se ríe, y él remata: ¡Ja! Luego de la fusión de estas expresiones interjectivas de dulce idilio de los dos tortolitos enamorados con loco amor, nació la palabra Aija, nombre de mi provincia de sólo cuatro letras, donde la “i” ocupa el lugar de la “y”, de acuerdo a la regla gramatical de que la “y” sólo se usa al comienzo y al final de las palabras, por lo que se escribe Aija, término castellanizado, aunque los naturales lo llaman todavía Eja, en quechua, sobre todo los campesinos.

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