Semana Santa Aijina... Anecdotas...

Reseña extraída del  
Libro: AIJA sus facetas Pag. 85  Prof. Leoncio Maguiña Morales

Cantin bola

Durante los maitines, una cuadrilla de muchachos en edad de púber, se sentaban en círculo, al pie de un enorme hachero en forma de triángulo, atiborrado de cirios, que iluminaban l templo y expandían tibieza al ambiente. Los chicos, ajenos a los ritos sagrados, se movían y reían, atentos a que cayeran las lágrimas de los cirios, para cogerla con presteza y esconder bajo el poncho y amasarla en forma de una bola en la punta de un hilo largo. El barullo de los chicos disgustaba a las señoras que rezaban, hasta que, agotada la paciencia, la señora Alejandrina Larragàn , Marcelina Mejía o alguien otra, los desalojaban a cocachos. Durante las procesiones, los muchachos sacaban a relucir su bola de cera, para lanzar a la cabeza del desprevenido y recoger rápidamente con el hilo largo, cuando más grande era la bola, sonaba más fuerte y dolía más, alguien que era coco pelado, era el punto, Ahora, ya no existe la palomillada de la “Cantin bola”
 

JUDAS
Es una estampa costumbrista creada por la imaginación popular y es el epílogo de la semana santa. Su cumplimiento está a cargo de la juventud y de la muchachada anhelante de distracción y alegría, de modo, que todos, en la edad juvenil, han participado en el “Judas”. El día sábado de gloria, por la mañana, la cabeza escultórica de Judas, que ha permanecido guardado en la municipalidad, recorre la ciudad sobre un azafate, de casa en casa, pidiendo una limosna para los gastos, y nadie se niega. En la tarde, en el barrio Ajuspampa, se arma un enorme muñeco con las ramas del nabo silvestre, llamado Ñapus; luego, se le viste al estilo caballero, se coloca su cabeza, se le cala un sombrero estilo patrón y un cigarrillo. Y a las cuatro de la tarde, el Señor Judas, sobre un hermoso caballo, sostenido por un ahijado, parte rumbo a la ciudad, a la cabeza de su regimiento enervado de fiesta, por el camino de marcacoto, al son de la banda de músicos y el retumbo de las avellanas. La muchedumbre va a caballo, en burro o a pie, arreando a los animales que han venido a acompañar al patrón Judas, en la creencia de que así han de tener más crías y abundancia. La comparsa bullanguera hace su ingreso a la ciudad por el barrio San Cristobal, y por las calles céntricas ingresa a la plza. Mientras tanto, el gentío se ha agolpado con ansiedad, para escuchar el testamento del Judas, con mucha atención. El testamento es una magistral pieza de sátira a las autoridades, a los personajes notables y a cuanto vecino que sea motivo para el chiste y la tomadura de pelo, según el antojo y ocurrencia del Judas, que dispone también de los bienes del pueblo, a su regalado gusto. Los disparates del testamento es lo que le gusta al público, que goza a carcajadas. Después de la lectura del testamento, el judas es colocado en su huerta, en el centro de la plaza, y al día siguiente, el domingo de pascua, amanece ahorcado, Así termina el destino del célebre Judas.